¿Quiénes son los chicanos?
Este tipo de preguntas, respecto a la identificación de un grupo o etnia, son tremendamente difíciles de contestar. Es como la pregunta ¿Qué es ser latino? Alrededor de estas preguntas es que se generan diversos discursos, cada uno de ellos trata de contestar la pregunta de distinta forma. Está la literatura, el arte, la música y bueno, la teoría pura. ¿A que me refiero con teoría? Son ideas formuladas por intelectuales que específicamente hablan de lo que significa ser chicano.
Para contestar esta pregunta es que necesitamos una mirada diversa y que agrupe varios formas y discursos. Es por esto que en este sitio estamos tratando de converger las distintas expresiones que conlleva el movimiento chicano y a la vez la información necesaria para comprender no solo las manifestaciones sino su desarrollo como comunidad.
Chicano es un término empleado coloquialmente en los Estados Unidos para referirse a los mexicano-estadounidense. En un inicio, se utilizó para referirse a los habitantes hispanos oriundos de los territorios estadounidenses que pertenecieron anteriormente a México (Texas, Nuevo México, California). Sin embargo, dependiendo de la fuente o el contexto, puede referirse a un ciudadano estadounidense de origen mexicano o una persona nacida en Estados Unidos de origen mexicano.
Aparte del significado practico que tiene la palabra, ser chicano, durante el siglo XX se ha transformado en formar parte de una comunidad, de un estrato, de un movimiento o de una “conciencia”. Esto no es solo de parte de los mismo chicanos sino que los estadounidense los consideran así, no solo como un “otro” ante el cual me diferencio sino que dentro de las políticas de estado hay una distinción y preocupación por este grupo.
Uno de los elementos generales que conforma la conciencia chicana es el tema de la frontera.”La condición fronteriza alude a dimensiones límite. La posición de frontera implica la comprensión de lo propio y conforma vínculos con lo que se encuentra más allá de sus límites, con la realidad que inicia en los umbrales que demarcan ámbitos a los que no pertenecemos. Los ámbitos fronterizos son campos abiertos desde los cuales se revelan formas inéditas y se evidencia algunos de sus sentidos menos transparentes.”[1]La realidad fronteriza, múltiple y compleja, no se agota en la dimensión binaria definida por lo mexicano y lo estadounidense. La frontera es una gramática abierta, un texto inconcluso que se elabora desde múltiples miradas y acepta muchas lecturas.”[2]
La segunda mitad del S.XIX estuvo marcada por opresión de la población mexicana en Estado Unidos, mientras que la población afroamericana fue sometida a la esclavitud. En este contexto se expresaron los primeros movimientos de resistencia social y se publicaron periódicos comprometidos con la “raza”. La población chicana, presentaba aspectos fundamentales que la diferenciaban de la anglosajona, tales como sus características raciales, su cultura y su condición social. Desde la perspectiva dominante, se consideraba que la condición social desventajosa de los chicanos y afroamericanos venia por razones biológicas.[3] En los años subsecuentes a la segunda guerra mundial se incremento el número de inmigrantes con visas permanentes y temporales. Desde entonces y hasta la fecha, se ha suscitado un proceso constante de emigración de mexicanos hacia Estado Unidos que ha dependido de la demanda de fuerza de trabajo en ese país y de la lógica de las redes sociales conformadas a la largo del siglo.
A medida que han ido instalándose más y mas mexicanos en territorio norteamericano, y la vez han empezado a crear familias, barrios y comunidades, se ha comenzado a crear una nueva cultura. Tienen aspectos de ambas naciones, en la frontera existe gran cantidad de elementos culturales que fluyen de un lado a otro de “la línea”. Un ejemplo de esto son las variaciones lingüísticas, como la incorporación de anglicismos en el español de la frontera[4] (estacionar: parquear, que viene del ingles park).
En la frontera también encontramos una rica expresión cultural popular que involucra manifestaciones juveniles al estilo pachucos, los cholos o los lowriders, así como los punks o los rockers, los cuales han delimitado de manera importante el escenario urbano fronterizo durante las últimas décadas. La historicidad de la población chicana, muestra una imbricada relación entre la pertenencia étnica y clase social. Tradicionalmente, la población de origen mexicano que vive en los Estado Unidos ha pertenecido a los sectores de trabajadores pobres, y muchos de sus intelectuales poseen experiencias y fuertes vínculos con el trabajo agrícola, el tendido de vías, los servicios o la industria. Estas vivencias son marcas de vida muy profundas que han determinado algunas de sus manifestaciones sociales, políticas y artísticas. [5]
Los símbolos definitorios de las identidades culturales cruzan la frontera y se manifiestan de manera destacada en los barrios, música, las danzas, las expresiones gráficas tales como murales o grafiti, la medicina tradicional, los juegos o la mística popular.[6] Es por esto que la respuesta a ¿Quiénes son los chicanos? Varía según la perspectiva y la materia de estudio, lo que si es que se produce un sentimiento de colectividad o imaginario común, a través de las distintas expresiones que existen de la misma comunidad.
[1] VALENZUELA, Arce José Manuel, “Al otro lado de la línea. Representaciones socioculturales en las narrativas sobre la frontera México-Estados Unidos” , Revista Mexicana de Sociología, Vol. 62, No. 2 (Apr. – Jun., 2000), p. 127
[3] Cf: Óp. Cit. VALENZUELA, Arces José Manuel, “Al otro lado de la línea. Representaciones socioculturales en las narrativas sobre la frontera México-Estados Unidos” p. 129
Etiquetas: Chicano, discriminación, EEUU, historia, identidad, migración, política